Martes...

Sentado frente al monitor y teclado de mi visiblemente vieja computadora, llevo ya varias horas, sin poder siquiera expresar con letras esa sensación de vació que silenciosamente apareció y se apodero de mis nervios.
Aun no puedo explicarme que sea lo que me tenga sintiéndome de esa manera. Parece que mi corazón ha parado de generar esperanzas, o que mi cabeza ha dejado de procesar pensamientos, sin razón y mucho menos motivo alguno.
Ya no tengo hambre de amar, solo sed de cariño. Ya no quiero correr, tan solo poder caminar. Ya no quiero recordar, solo volver a vivir.
Mientras tanto seguiré en silencio, hasta que logre descifrar que es lo que ocurre, continuare observando como todo se mueve menos yo. Permaneceré estático hasta que el viento me lleve consigo y esparza mis cenizas sobre terrenos aun no explorados. Estaré dentro de este enigmático malestar hasta que la enfermedad que hoy padezco se cure con el tiempo y sanen mis heridas.