Tuesday, December 07, 2004

Por las fiestas...

Ocho treinta de la noche, llego a casa, abro lentamente la puerta.
De pronto veo como uno de mis dos felinos brinca cautelosamente una a una de las ramas, hasta llegar a la cima del árbol de navidad que decora la sala, mientras el otro juega con lo que era el moño del regalo de mi padre.
Algo nada fuera de lo común.
Lo único que no hace juego con la escena soy yo, a esa hora, en casa tan temprano.

Mi padre al verme se entusiasma y me comienza a contar como estuvo su día, yo sin tener ganas de conversar, sin embargo lo escucho por cortesía.
Me pregunta si ya cene, mintiéndole, le contesto que si.
La verdad es que siento muchas cosas en mi estomago menos hambre.
No se si sean las fechas que se acercan o simplemente el cargo de consciencia, pero tengo días soñando repetidamente con mi madre.
El mismo sueño, diferentes circunstancias pero siempre termina yéndose de mi lado.
Como lo hizo hace ya unos años.
Septiembre fue el mes que la vio partir. Tan solo el recordar la tarde en que se fue, me llena de lágrimas los ojos.
Fue muy triste, fueron demasiados sentimientos para una tarde.
El cielo color gris anunciaba que estaba por caer una tormenta. Mi mama terminaba de empacar sus cosas, mientras mi hermano y sus amigos terminaban de echar sus pertenencias al camión de la mudanza.
Yo, parado en la puerta de su cuarto observaba como ella se preparaba para irse.
La abrace y le suplique que no se fuera. No pudo contenerse. Las lágrimas también le ganaron, aunque al final mis palabras fueron en vano. Termino marchándose.
Por unos meses pensé que ese día había sido el peor, mas tarde supe que estaba equivocado.
Octubre y Noviembre pasaron en calma, pero llego Diciembre. El mes en que supuestamente las familias deben estar unidas, la época en que todo se olvida.
Para mi no fue así.
Noche buena fue la peor.
La familia de mi padre por causas legales tuvo que pasar Navidad en Estados Unidos, por lo que no tuvimos a donde ir.
Ese día temprano me levante, limpie la casa, me bañe y salí al súper a comprar los últimos ingredientes de lo que seria la cena.
Llegue y preferí no pensar nada y concentrarme en la cocina.
Quedo todo listo. Para ese día mi padre había comprado una vajilla con motivos navideños.
La puse sobre la mesa y comencé a servir el Jamón que tenia ya hecho en el horno.
Saque unas copas de la alacena y serví algo de vino blanco, llame a mi papa a la mesa.
Se acerco y no dijo ni una sola palabra. Yo imite su actitud. Preferí limitarme a comer.
Sin embargo nos fue casi imposible, fuimos tomados presos por el sentimiento.
Yo, preferí mantener la cabeza agachada, con la mirada sobre el plato.
No me di cuenta quien de los dos comenzó a llorar primero, cuando lo note los dos ya estábamos abrazados. Nunca había visto llorar a mi padre, ni siquiera meses antes cuando mama se había ido.
Ninguno de los dos pudo continuar con la cena.
Sin pronunciar una sola palabra, cada quien se encerró en su cuarto.

En los días siguientes preferimos evitar el tema.

No se, porque estos días la melancolía ha regresado.
La sensación de la primera Navidad sin mama esta de nuevo presente.

2 Comments:

Blogger Ms. Montiel said...

Hey! Piensa que cada día es una oportunidad para ser o hacer algo diferente... Intenta una Navidad distinta, intenta sonreir en vez de ponerte triste... El pasado te ha dejado atrás y tu debes luchar por soltarlo... ella se fue... tu sigues aqui... no te quedes solamente "ahi" donde ella te dejó...you gotta move on...

Echale porras...TQM :)
Podrías pasar la Navidad en mi casa, te aseguro que te vas a divertir...

7:52 PM  
Blogger Ms. Montiel said...

Tonz qué?! nos la pachangueamos con el cabrón que se vista de Santa? :D

TQMucho...nunca lo olvides

8:51 PM  

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